INLAND EMPIRE es el cierre de una trilogía que comenzó con LOST HIGHWAY, y que siguió con MULHOLLAND DRIVE. Es eso y mucho más. Es más hipnótica, más críptica, más endiabladamente complicada y muchísimo más libre. Es un experimento solo apto para valientes, para amantes de lo nuevo. Y a los que nos gusta Lynch –e incluso a los que le odian– nos resulta imposible explicar de qué va esta película. Entre otras cosas porque INLAND EMPIRE es uno de los proyectos más libres y radicales del Dorian Gray del cine, un tipo que no envejece, ni él, ni su obra.
Y es que hay muchos Lynch en David Lynch. Una oreja cortada sobre el cesped mientras suena Blue Velvet, un loco que utiliza de micrófono una lámpara para hacer karaoke con In Dreams de Roy Orbison, Bob, un cigarro que se enciende en primer plano, el padre de Laura Palmer, Saylor y Lula saltando encima de la cama como posesos, Isabella Rosellini desnuda en la habitación, Naomi Watts entrando en una sala en silencio, un ciervo que cruza una carretera cuando pasa un viejo con una cortadora de césped, la mujer del leño, una actriz polaca que ve en la tele su propia muerte, unos tíos vestidos de conejo actuando en una obra de teatro, un camarero maquillado como el Joel Grey de Cabaret, un gusano que es la semilla, los dientes de Bobby Peru, David Bowie, Chris Isaak, Trent Reznor, Kety Lester, Rammstein, Julee Cruise y Angelo Badalamenti. Todo eso y mucho más es David Lynch.
Tan inevitable como imposible es caer en la tentación de descifrar su obra. Algo para lo que necesitaríamos varias eternidades. Lo mejor: no escrutar, simplemente dejarse sorprender y emocionar, disfrutando de su cine.
Este es el trailer español, pero en youtube podéis encontrar el inglés y el italiano.
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