Siguiendo un camino ya abierto por trabajos como El bola y, sobre todo por Te doy mis ojos, Montxo Armendáriz ofrece una visión contundente, sin artificios ni maniqueísmos, huyendo de la violencia explícita, pero cuya excesiva frialdad termina marcando una insalvable distancia emocional. No hay tregua ni respiro para el entorno, ni para la víctima de No tengas miedo. El excesivo sufrimiento, la mayoría de las veces perfectamente sugerido, nunca mostrado, impide que su protagonista disfrute de apenas un minuto de felicidad. Y aunque la realidad así lo dicte, a los ojos del espectador, la empatía es proporcionalmente mayor cuanto más amplio es el abanico de emociones que sus protagonistas ofrecen.
Ese es el único pero que cabe ponerle a un trabajo sólido, sobriamente fotografiado y dirigido, que radiografía de forma completa un caso de abuso sexual en el seno de una familia. Entre sus protagonistas destaca la credibilidad de Lluis Homar y la presencia de Michelle Jenner, esta última una de las más firmes y jóvenes revelaciones de nuestro cine.
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