Steven Soderbergh anunció hace casi un año que se retiraba del cine: lo contamos aquí con motivo del estrenó de Contagio. Pero los tiempos en el cine, como sucede con los estrenos, hacen que todo se dilate más de lo debido. Para desgracia de sus seguidores, por fortuna para el resto, cuando el cineasta soltó esa bomba todavía tenía pendientes varios estrenos. Haywire, rebautizado aquí como Indomable, es uno de ellos.
No se puede decir abiertamente que Indomable sea un trabajo menor, pero sí extraño, atípico y, lo más grave, incomprensible. La primera razón es que se trata de un thriller de acción y espías protagonizado por una mujer, sin apenas tiene persecuciones, con muy pocos tiroteos, contados gadgets electrónicos y la que la trama –que pretenden esconder– es bastante predecible desde sus primeros minutos. La acción de Haywire está condensada en unas cuantas peleas a puño descubierto, un par de persecuciones en coche y otra más a pie. El resto son diálogos entre personajes, tensas conversaciones previas que intentan esconder la maldad y las intenciones de sus protagonistas, incapaces de interesar lo suficiente como para evitar el profundo desinterés que desprende la trama. Con un sonido muy próximo al real, sin apenas música ni efectos digitales, y con una protagonista que mezcla belleza y fuerza bruta a partes iguales, la película, aunque intensa e interesante, termina resultando fría, vaga y distante. La culpa: la falta de empatía de sus personajes que transmite el guión. Un guión que por momentos parece escrito por un discípulo mediocre de David Mamet –tiene la correción del alumno, sin el alma del maestro–, si no fuera por ese distanciamiento que provocan sus protagonistas y que hace que al final nos importe un bledo que la protagonista salga bien o mal parada.
Su protagonista, Gina Carano, ex luchadora de artes marciales, ex campeon de Kickboxing, estrella de programas como Gladiators y modelo de fitness, es una presencia tan de extraña en el cine de Soderbergh como el argumento. Y si el cineasta pensaba que nos la iba a dar con queso colocando entre el resto de sus protagonistas a estrellas como Michael Douglas, Antonio Banderas, Ewan McGregor o un sorprendente Michael Fassbender, pues va a ser que no. Que un elenco, por muy elegante y caro que resulte, jamás podrá convertir un mal guión en una buena película. Y Soderbergh y su Indomable no van a ser la excepción.
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