Hace ya bastante tiempo que George Clooney dejó de ser sólo la parte amable y atractiva de una estrella de Hollywood. Gracias a los millones conseguidos en sus películas más comerciales y, por supuesto, a un excelente criterio cinematográfico, la estrella se ha convertido en un instintivo productor y director, además de guionista. Una carrera que arrancó en 2002 con Confesiones de una mente peligrosa, que se confirmó con Buenas noches y buena suerte y que ahora revalida con Los Idus de Marzo.
Esta vez Clooney ha puesto su mirada en la obra de teatro Farragut North de Beau Willimon, se ha encargado de escribir el guión, junto con el propio Willimon y Grant Heslov, y además de producirla también la ha dirigido. Toda una declaración de intenciones sobre su implicación en un proyecto en el que además también ha involucrado –en la producción– a otra gran estrella como Leonardo DiCaprio.
Los Idus de Marzo hace un corte transversal en la vida de un grupo de personajes cuyas ambiciones se mueven alrededor de las primarias de EE.UU. para elegir al candidato demócrata a la Presidencia. Clooney y su equipo consiguen un retrato preciso de todos los personajes, a cual más falso, más hipócrita y más ambicioso. No se trata de un análisis descarnado, y sí en cambio de un relato pausado, demasiado frío en algunos momentos, que fija su mirada en los comportamientos humanos. Bajo la prerogativa de que nada malo puede pasarles a gentes que hacen el bien, lo que sugiere el jefe de prensa (Ryan Gosling) del cuasi perfecto Gobernador Morris (Clooney), los protagonistas consiguen desmontar esa teoría y, forzados por las circunstancias, se despojan de sus máscaras para enseñarnos todas sus miserias.
Los Idus de Marzo pasa a formar parte de filmes entretenidos y didácticos sobre el funcionamiento de las campañas electorales en Estados Unidos, y lo hace bebiendo en fuentes como Ciudadano Kane, El Candidato o las más recientes Cortina de humo y Primary Colors. Sólo cierta dejadez a la hora de plantear y extraer todo el partido a una apuntada trama de thriller, con asesinato incluido, hacen que la película no colme las expectativas planteadas durante su primera hora. Eso y ciertos momentos de apatía por parte de un Gosling excesivamente contenido, hacen que Los Idus de Marzo no haya conseguido la brillantez suficiente como para convertirse en la película del año.
Sin embargo, el enorme talento y la profesionalidad de tres actores fundamentales en la historia, como son Marisa Tomei, Philip Seymour Hoffman y Paul Giamatti, y unos diálogos soberbios e ingeniosos, son suficiente reclamo como para esta cuarta película del George Clooney.
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