Lapidus, el novelista, concibió Dinero fácil como primera parte de La Trilogía Negra de Estocolmo, y muy pronto se convirtió en un auténtico best seller. Y más o menos eso es lo que también sucedió con la película, que el año pasado llegó a ser la más taquillera en Suecia, con más de 500.000 espectadores.
Dinero fácil es una historia de cine negro enmarcada en un mundo moderno en el que los valores retratados por maestros literarios como Dashiell Hammet o Raymond Chandler, o cinematográficos tipo John Houston o Robert Siodmak, están plenamente vigentes. La codicia, la venganza, el dinero, la amistad, y el amor, son ingredientes de una relato presentado a través de los ojos de un joven estudiante de empresariales, que desdobla su vida en un vano intento por convertirse en humilde aspirante a pijo con ínfulas de rico playboy. Relato coral, merced a un creíble reparto de mafiosos, sediciosos y sicarios, establece diferencias y distancias morales con el cine americano moderno ya que aquí además de los blancos y los negros también existen los grises. Eso, su inexistente moralina y una realización próxima al estilo de series como The Shield, hacen de esta película un producto singular –rodada en sueco , serbio, español, inglés y alemán– al que merece la pena prestar atención. Que es lo que han hecho los hollywodienses hermanos Weisntein, productores que ya han encargado al mismo Daniel Espinosa la dirección de Safe House, un policiáco protagonizado por Denzel Washington y Ryan Reynolds, y que ya tienen en marcha el remake USA de su interesante relato sueco.
Una pena que una película de cine negro moderno quede olvidada en un estreno veraniego, poco y mal promocionado. Por eso desde aquí no nos cansaremos de recomendarla a todos los cinéfilos.
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