Fossum, autora y poeta, presentó al personaje que más fama le ha dado, el detective Conrad Sejer en Los ojos de Eva, aunque el salto a la fama, premios y crítica, le llegaría en 1996 con No mires atrás (Debolsillo). Convertido ya en best-seller, las aventuras del veterano investigador han llegado hasta la televisión, pero curiosamente es esta versión italiana de su novela la primera adaptación cinematográfica fuera de sus fronteras.
Andrea Molaioli, curtido hasta ahora como ayudante de dirección de Nanni Moretti en películas como Caro diario, Padre e hijo, Abril o La habitación del hijo, ha elegido para debutar esta fría historia policíaca. En ella su protagonista es el inspector Sanzio, un policía veterano trasladado hace poco a una alejada y montañosa zona de Italia. Allí, Sanzio y su joven colega Siboldi, investigarán las causas de la muerte de Anna Nadal, una joven a la que casi todo el pueblo dice querer.
Por formas, estilo y tratamiento, en No mires atrás planean las enseñanzas del maestro Moretti a la hora de presentar sutilmente detalles y personajes. Molaioli resalta la fuerza del entorno, una pequeña localidad en la que todos se conocen, pero cuyas vidas permanecen cubiertas bajo una fina capa de silencio. Su descripción pausada, la utilización de planos generales, la reducción de los diálogos a su mínima expresión y la rigurosidad a la hora de tratar los sentimientos, aproximan su mirada a la del cine nórdico, en quien, salvando las distancias, el director parece querer mirarse. En la historia pesan más los porqués y las implicaciones morales, que el interés por el suspense, lo que en ocasiones crean una frialdad distante en el espectador.
Entre sus actores, además de Tony Servillo, que da vida al inspector Sanzio, la breve pero agradable presencia de una desaparecida –en España, ya que el cine italiano apenas llega- Valeria Golino.
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