martes, 5 de abril de 2011

"Sucker Punch", efectos y lolitas

La última aventura del director de 300, Zack Snyder, llega envuelta en forma de un cuento carcelario que tiene más que ver con un videojuego o con un cómic increíblemente surrealista, que con una película de acción.

Ha debido pensar Snyder que con cuatro argucias digitales y unas cuantas lolitas vestidas con minifaldas y medias negras, ya está el asunto arreglado, y que el resto, es decir el guión, aparecerá como por arte de magia en la sala de postproducción. La realidad es muy distinta. La realidad es que, no es lo mismo basarse en dos obras cumbres del cómic como 300 o Watchmen para adaptar sendas películas, que construir una historia fantástica de cero. Que es precisamente lo que ha hecho Snyder en Sucker Punch. Y probablemente sea capaz de trasladarnos a universos digitalizados con muchísimo acierto, pero aquí ha demostrado que, o bien el arte de la escritura cinematográfica no es lo suyo, o bien le ha importado un bledo el guión. Que a la postre viene a ser lo mismo. Así, en Sucker Punch no es que prime la estética, los efectos y el ruido por encima del resto, es que no hay resto.

Imitando (mal) a Christopher Nolan

La película arranca con un prólogo visualmente atractivo, contado a cámara lenta, en el que se nos presenta el drama familiar de una joven, que acaba de perder a su madre y que se queda, ella y su hermana pequeña, a merced de un padrastro ambicioso. Un accidente, al intentar defender a su hermana del insidioso padrastro, termina con la vida de la más pequeña. Así, casi sin previo aviso, lo que se nos promete como un previsible drama carcelario, da un giro de casi 180 grados cuando su protagonista, Baby Doll (Emily Browning), comienza a utilizar su imaginación para crear dos niveles de sueño. En el primero, Baby, ejerce de cabaretera raptada por un gangster despiadado que la utiliza para satisfacer a hombres poderosos. Pero como no es suficiente, se evadirá de esa segunda realidad para convertirse en líder de un grupo de heroínas, mitad Ángeles de Charlie, mitad Trinity de Matrix, que salvan al mundo, misión tras misión, matando gigantescos samurais, zombis nazis o enormes dragones, al ritmo de la hipnotizadora música de Bjork.


Tanto nivel de consciencia, acaban por marear al espectador, que no sabe muy bien cuando está en Gotika –una chica sometida en una cárcel psiquiátrica- y cuando en Matrix. Sucker Punch se estrena en todo el mundo este fin de semana, y quizá consiga una buena taquilla. Dependerá de la cantidad de público juvenil adicto a los vídeo-juegos y al cómic de consumo rápido que caiga en las redes de este entretenimiento perpetrado por Zack Snyder, director que a estas horas se prepara ya para dirigir la próxima entrega de Superman: Man of Steel.

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