viernes, 1 de junio de 2012

"Men In Black 3", cuando menos puede dar más

Men In Black 3 es ese tipo de películas que de no ser por los efectos digitales apenas existirían. De hecho, a esta tercera parte, si la despojamos de toda su parafernalia añadida, fondos espectaculares, armas y demás cachivaches tecnológicos, tan sólo nos quedarían cuatro chistes y unos cuantos diálogos con cierto ingenio que darían para un par de esqueches. El resto, pura parafernalia digital.
Barry Sonnenfeld, cineasta que se entretiene en la televisión dirigiendo y produciendo series como Criando Malvas (Pushing Daisies) o Notes from the Underbelly, entre otras, se pone de nuevo el traje para dirigir esta segunda secuela, intentando realizar lo que se conoce como trabajo de oficio. Es decir mantener el estilo y el listón de anteriores entregas. Sí a lo primero, no a lo segundo. La primera sirvió para presentar a los personajes y situarlos. La segunda para consolidar su relación y saber que eran capaces de salvar al mundo. Y esta tercera, a falta de estímulos más interesantes, ha basado buena parte de su trama en esa maravillosa y fascinante película llamada Regreso al futuro. Lo de salvar el mundo y detener al malo se dan por supuesto, pero al final, lo que más se echa de menos en esta tercera entrega de la serie es el humor. Y, por descontado, a Tommy Lee Jones, al que vemos en el inicio y en el fin, y que durante el resto del relato está representado como un agente K de apariencia joven –de unos 29 años, ahí es nada– y con la cara de Josh Brolin. Sin desmerecer al talento de éste último, que lo tiene, las anteriores entregas, además de en los efectos especiales, se sostenían gracias a esa extraña amistad surgida entre los heterogéneos personajes de Jones y Will Smith, relación que le permitió entrar por derecho propio en el salón de la fama de las buddy movies (películas de colegas). Tampoco parecen aprovechar productores y guionista –Etan Cohen, ojo, no confundir con Ethan Coen, el pequeño de los Coen– las posibilidades de ese viaje en el tiempo a finales de los 60, situación que permitiría, como minímo más bromas y más gags con mejores resultados.
¿Qué es divertida? A ratos. ¿Entretenida? Tambien a ratos. ¿Qué se llevará la taquilla de calle? También seguro. Entre otras razones porque a penas tiene competencia –económicamente hablando– en una taquilla que parece seguir dominada por Los Vengadores. Razones, más que suficientes para que sus productores no descarten una cuarta e incluso una quinta entrega.

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