jueves, 24 de enero de 2013

Proyección de "El Nacimiento" de Xavi Sala

El jueves 24 de enero, a las 21:30, la Sala El Gallinero (C/ San Carlos 6, metro Lavapiés - Tiro de Molina) proyectará los cortometrajes El Nacimiento y La boda. El primero de ellos está escrito, dirigido y producido por Xavi Sala, cortometrajista alicantino afincado en Madrid que lleva ya a sus espaldas más de 6 cortos, muchos de ellos premiados en varios festivales internacionales. La Boda, de Marina Seresesky ha sido nominado al Goya al Mejor Cortometraje de Ficción y está interpretado por Yailene Sierra y Malena Alterio.


jueves, 17 de enero de 2013

"Proyecto NIM", un documental fascinante

Proyecto NIM, es un sorprendente trabajo de James Marsh, en el que se muestra la evolución en el comportamiento de un chimpancé al ser criado y alimentado como un ser humano.

James Marsh se ganó su merecida fama en el mundo de los largometrajes documentales, después de ganar el Oscar en la categoría de Mejor Documental por su trabajo en Man on Wire” Además de su dedicación a los documentales, James Marsh ha dirigido The King, The Shadow Dancer y uno de los capítulos de la trilogía Red Riding. 

Proyecto NIM ganó el Premio al Mejor Documental en el Festival de Sundance, y después tuvo el reconocimiento del National Board of Review y de los Satellite Awards donde fue premiada en la categoría de Mejor Documental.

La película nos cuenta la historia de Nim, un chimpancé que, en la década de los 70, se convirtió en el centro de un experimento que tuvo como objetivo probar qué pasaría si un mono fuese criado y alimentado como un ser humano. Un viaje extraordinario a través de la sociedad y el impacto imborrable que causó Nim en la gente con la que se cruzó. Una biografía imprescindible de un animal al que tratamos de convertir en humano.

Una pena que ya no pueda disfrutarse en cines. Por fortuna, internet nos permite otra forma de solucionarlo.


lunes, 14 de enero de 2013

"Argo", Hollwyood al servicio de la CIA

Sucede, algunas veces, que un actor con ínfulas de trascender toma las riendas de un proyecto, lo produce, lo maneja, lo reescribe y hasta lo dirige. Robert Redford, Clint Eastwood, Kevin Costner, Sean Penn, Mel Gibson, cada uno con su propia constancia y estilo, todos son ejemplos de ello. Sucede, menos veces, que ese actor decide compaginar ambas carreras, y que resulta que la segunda, la de director y cineasta, le da mejores resultados que la de actor. En esta situación parece encontrarse Ben Affleck.

A los desmemoriados les recuerdo que junto a su amigo Matt Damon, Affleck ganó un Oscar al Mejor Guión Original en 1998 por El indomable Will Hunting, guión sobre el que el propio William Goldman –responsable de grandes guiones– se molestó en aclarar que él no tuvo absolutamente nada que ver su escritura y que todo el mérito se debía a los actores. Unos destellos de talento nada engañosos si tenemos en cuenta la progresión del actor: cuatro guiones –algunos en colaboración–, trece proyectos como produtor y tres películas como director, incluyendo la producción de la última. Estamos por tanto ante un tipo inteligente, que suple la brillantez creativa con la insistencia de su esfuerzo y sacrificio. Gone Baby Gone fue el primer ejemplo, The Town, Ciudad de ladrones el segundo y Argo es el tercero, y, ojalá, no él último.

Argo es un proyecto bombón para cualquier director: primero porque parte de un hecho relacionado con el espionaje desclasificado –dado a conocer en 1997 durante el mandato de Bill Clinton– y sobre el que el periodista del LA Weekly, Joshuah Bearman escribió en 2007 un magnífico artículo ilustrado con un cómic para la revista Wired, que bien podría ser el story board base para la película de Ben Affleck; segundo porque se trata de un conflicto político internacional; y tercero porque en él, lo fundamental fue la pasión y la tenacidad de un agente de la CIA especializado en misiones de rescate llamado Tony Mendez.

Las expectativas sobre tan interesante empresa eran tan grandes que el primero en mostrar su interés fue George Clooney: exacto, otro actor metido a tareas de director y productor, poseedor de un infalible sexto sentido. Y su, llamémosle instinto, ha funcionado a la perfección: Argo es un interesante thriller de acción, una perfecta, intensa y apasionante descripción de un hecho inusual, casi paródico, cuyo objetivo era salvar la vida de seis –siete si incluimos al propio Mendez– norteamericanos atrapados en el Irán del Ayatola Jomeini.

Además de la conjunción entre comedia y thriller que destila Argo, de las buenas interpretaciones de sus protagonistas –con mención especial para Alan Arkin y John Goodman–, de una selecta y abundante banda sonora plagada de grandes temas, y de una perfecta recreación de los años 70, que permite volver la vista atrás hacia un pasado tan convulso como el presente, la película funciona también como una espléndida lección de historia cuyo mejor momento se nos presenta en ese prólogo-resumen, un viaje en el tiempo hasta unos hechos tan dramáticos como esperpénticos.

miércoles, 9 de enero de 2013

"Carrie", again

Trailer de la nueva versión de Carrie, la novela de Stephen King que Brian de Palma ya llevó al cine en 1976 con guión de Laurence D. Cohen.

"Blancanieves", entre artistas y toreros, lo mejor de nuestro cine

No sabemos qué habría sido de esta Blancanieves si hace un año Michael Hazanavicius no hubiese estrenado The Artist. De hecho es muy posible, como reconoce el propio Pablo Berger, guionista, productor y director, que jamás hubiese podido sacar adelante su proyecto, una película silente y en blanco y negro. Por un lado Blancanieves se debe heredera, pero por otro, el peso del padre, The Artist, planea en los momentos previos al estreno.

En su defensa basta decir que este proyecto tiene la misma edad que la hija del propio Berger, nueve años. Y resulta paradójico pensar que con un currículum tan exitoso y con unas cifras de taquilla tan contundentes con su primera película, Torremolinos 73, al cineasta le ha llevado tanto tiempo sacar adelante su siguiente proyecto.

Pero por si todavía no se había buscado suficientes “problemas”, a Berger no se le ocurre otra cosa que adaptar –libre y fielmente a la vez– la Blancanieves de los hermanos Grimm, un cuento que este año ya ha estrenado –con ésta tres– otras dos versiones. ¿Qué necesidad había de una nueva? se preguntarán muchos espectadores, sin saber que la creatividad y el talento que Berger ha aplicado en su película le confieren una singularidad que ya quisieran para sí las versiones de Tarsem Singh –la de Julia Roberts, para entendernos– o la de Rupert Sanders –Charlize Theron y Kristen Stewart–. Y es que Berger ha salido, no sólo indemne, sino victorioso, por la puerta grande, en su arriesgadísima apuesta de cine mudo y en blanco y negro.

Conviene aclarar, sin embargo, que Berger, en lugar de mimetizar el estilismo del cine mudo de los años 20 y 30 –como sí hizo Hazanavicius en The Artist– ha optado por aprovechar la planificación, los encuadres y los movimientos de cámara que el cine moderno ofrecen, mezclándolos con otros surgidos de ese cine primigenio, pero no Hollywodiense, sino español: desde las reminiscencias a Benito Perojo –en el propio argumento– hasta las escenas, dignas del mismísimo Florián Rey, por citar a dos pioneros del cine español. El resultado es una película de una belleza exquisita, no sólo por el tratamiento estético, sino por la bondad y los hallazgos a la hora de adaptar el relato –una Blancanieves torera, por ejemplo–, algo en lo que no conviene abundar para permitir que el efecto sorpresa sea mayor.

Sólo hilando fino, pero muy muy fino, podríamos achacar los excesos en algunos de los diálogos –que los hay, rotulados– y que en ocasiones despistan y desconciertan. Pero, claro, todo eso se puede guardar en un cajón bien pequeño en cuanto la grandeza y la presencia de Inma Cuesta, Ángela Molina y Maribel Verdú, primero y de Sofía Oría y Macarena García después, entran por la pantalla. Mención también para Daniel Giménez Cacho, probablemente uno de los mejores actores mejicanos, y por su puesto, a una composición musical de Alfonso de Villalonga que Berger ha sabido encajar en un montaje brillante y hasta divertido. Blancanieves es también un lágrima sobre nuestro cine, un lamento, que nos demuestra cómo la dejadez con la que nuestros políticos tratan a nuestros cineastas, nos robará la posibilidad de ver películas tan originales, arriesgadas y bellas como ésta.

Publicado en Premierediario.com