jueves, 1 de septiembre de 2011

"El caso Farewell", el principio del fin del muro

Decir que El Caso Farewell está basado en uno de los casos reales de espionaje más famosos de la Guerra Fría –el propio Ronald Reagan lo tildó como el más importante del siglo XX– es como decir que estamos hablando de uno de los escasos ejemplos de escándalo de espías que consigue trascender a la opinión pública. Su importancia, más allá de lo que el entonces pensara presidente de EE.UU., se confirmaría unos años después ya que este punto de inflexión desembocaría en consecuencias tan importantes e históricas como la caída del muro de Berlín en 1989, y con ella la caída del comunismo en todos los países del este.

Narrada al frio estilo de las novelas de maestro y espía John Le Carré, hay que advertir que tanto su guionista –Serguei Kostine autor de la novela en la que se basa, Bonjour Farewell, y Eric Raynaud – como su director, Christian Carion, han apostado por el factor humano de la historia, profundizando, sobre todo, en el vínculo casi familiar que se establece entre los dos protagonistas de la trama: el coronel de la KGB Grigoriev y Pierre Fromente, el joven ingeniero francés afincado en Moscú.

La nula sofisticación de los personajes, argumento, acciones y estilo, juegan a su favor despojando así a la película de trivialidades a las que nos viene acostumbrando un género, el thriller de espionaje, excesivamente topificado. El Caso Farewell se conforma, por argumento y realización, en una lección histórica que sirve para explicar cómo en muchas ocasiones –más de las que a los gobernantes les gustaría– las decisiones estratégicas tienen más que ver con la casualidad inherente a los comportamientos humanos que con sesudas argucias y planes geopolíticos.

Sorprende, para bien, la presencia de Emir Kusturica como pareja casual del francés Guillaume Canet –casualmente ambos directores, el segundo todavía en cartelera con Pequeñas mentiras sin importancia–. La credibilidad que consiguen tanto Kusturica como Canet a sus respectivos personajes, tiene mucho que ver con la química que ese establece entre los dos personajes. Igualmente brillante es la presencia de otros actores con tanta enjundia como Diane Kruger, Willem Dafoe o Fred Ward, entre todos, contribuyen a hacer de El Caso Farewell una entretenida película, con reminiscencias a obras cumbre como Todos los hombres del presidente o Los tres días del Cóndor.

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