jueves, 26 de mayo de 2011

"Piratas del Caribe: en mareas misteriosas", con un poco más de ritmo

La factoría de Jerry Bruckheimer, esa máquina omnipotente de hacer dinero en el cine y en la televisión, nos trae otra nueva entrega de su franquicia estrella, Piratas del Caribe, esta vez en mareas misteriosas, que es dónde según parece se encuentra uno de los tesoros más codiciados por los hombres, la fuente de la eterna juventud.

Basada, en origen, en las fábulas y leyendas sobre los viajes del conquistador español Ponce de León, esta aventura de Piratas parte de Inglaterra y España camino a Florida, donde se supone se encontraba el agua milagrosa que permitía, a quien la bebiera, prolongar unos cuantos años la vida. Rodada con un presupuesto de los que quitan el hipo –se dice que menor que la anterior secuela– , una buena parte invertido en una hábil campaña de marketing iniciada el primer día de rodaje –las anécdotas sobre Keith Richards, las bromas de Johnny Deep y, por supuesto, el embarazo de Penélope Cruz–, esta cuarta entrega está narrada de forma desigual. Así, mientras su primera hora se resuelve entre las dosis excesivas del amanerado Jack Sparrow y la presentación, igual de excesiva, del personaje de Pe, en la segunda parte –el viaje en sí hacia las mareas misteriosas– la película gana en interés, intriga y acción. Y es entonces cuando la presencia del saltimbanqui Sparrow se hace tan necesaria como sus exabruptos o sus ingeniosas salidas de tono.

No se le puede pedir más. Bueno, en realidad si se puede, pero seamos sinceros: aunque el sello de Rob Marshall es suficiente para que la historia no termine en un aplatanamiento excesivo, que es lo que Gore Verbinski consiguió, ocasionalmente, en las anteriores secuelas, su currículum tampoco predice que esta cuarta entrega se vaya a convertir en la panacea de las películas de piratas modernas.

De los actores, salvo Johnny Deep que se lleva todo el protagonismo como viene siendo habitual, Ian McShane en el traje de un Barbanegra que podía y debería haber sido más malo, Penélope que pasa el examen con un aprobado justito, sí es obligado destacar la presencia de dos actores españoles, Astrid Berges-Frisbey y Óscar Jaenada, más la primera que el segundo, ya que su personaje, Syrena, así se lo permite.


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